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Por: Margarita López Aguilar.

Entiendo aspectos del fenómeno mediático que hace que hordas de personas vestidas de rosa escuchen la palabra patriarcado mucho más seguido que en toda su vida, no estoy diciendo que la gente es ignorante pero acordemos que el patriarcado es un ente que funciona de forma tan precisa por mantenerse oculto.

Por supuesto que disfruto que el feminismo se ponga de moda pero también es cierto que soy bastante menos ingenua que en otros momentos como para pensar que la industria cinematográfica hegemónica esté lanzando un discurso contra sí misma o contra el sistema que la sostiene. Por que es cierto que soy una mujer feminista a la que le interesa que las nuevas generaciones vean el mundo de una manera distinta, pero también es cierto que soy una mujer latina, de un país empobrecido, con etnicidad mestiza y piel morena, no joven, artista independiente, habitante periurbana de la Ciudad de Guatemala de clase media baja; coincido con las cosas que plantea la película Barbie como mujer con privilegios, pero hay otra serie de categorías que se quedan por fuera porque no soy una mujer blanca y porque bueno, estamos en el siglo XXI y quisiera aspirar a un poco más que lo básico… Pero bueno, yo vine acá a escribir en relación al teatro.

Alrededor de 2014 empecé a darle vueltas a un tema que me carcomía: la belleza. Tuve un largo proceso de creación que incluyó que nos desalojaron del Teatro de Bellas Artes en 2015, recuerdo que partes de la obra fueron montadas en el parque Jocotenango y otras en la cocina de un apartamento en zona 1*. En un momento inicial yo pensé que el personaje debería ser alguien extraterrestre, porque esa era la única manera de contrastar la manera tan obscena en que nos han convencido, por ejemplo, de ser esclavas de nuestros cuerpos, rivalizar entre nosotras o reducirnos a objetos. 

Fotografías: Archivo AT y Chaco de la Pitoreta

La idea se fue volviendo teatro y tomó la forma de un concurso de belleza donde una Miss tiene constantes cuestionamientos y se convirtió entonces, en una obra de teatro en tres actos que ganaría el certamen de dramaturgia Escritura de las Diferencias en 2017**. La llamamos Mercancía de Primera y fue producida en Guatemala por Artistas Trabajando con Ana Jacobo como directora y yo como actriz en el personaje de la “Líder Coaching”, tuvimos algunas presentaciones acá, una temporada en San José, Costa Rica y funciones en Honduras, Nicaragua y Panamá, además fue producida y presentada en La Habana, Cuba como parte del premio del certamen de dramaturgia.

El montaje no incluyó extraterrestres sino una “Líder Coaching” que tenía rompimientos parecidos a los de Barbie pensando en la muerte, preguntándose el sentido de su búsqueda inalcanzable de la belleza hegemónica, misma que nunca podría alcanzar por simple genética, mi caracterización incluía una segunda piel evidentemente más clara que la mía, unos tacones de alrededor de diez centímetros de alto así como un corsé y por lo menos una hora planchandome el pelo. 

La “Líder Coaching” estaba atrapada en una cárcel de la cual parecía tener las llaves pero cuyas puertas en realidad son controladas por “algo” enorme y oculto aunque presente en cada uno de los pasos de su rutina. Allí Barbie nos queda debiendo un montón al poner a los ejecutivos de Mattel como unos antagonistas tontos y planos… Ojalá fueran así de monigotes los líderes de la industria cosmética o la mismísima de juguetes. 

Y obviamente, Mercancía de Primera no terminaba con un final positivo sino más bien con una protagonista derrotada que recogía los restos de su mentira para usarlos como maquillaje y seguir engañandose a sí misma. 

En su momento, en Mercancía de Primera consideramos a las Barbie como un referente histórico de la violencia simbólica y nos funcionó como un elemento técnico poderoso pero también muy incisivo tomando en cuenta con qué juegan niños y niñas y cómo se ven reflejadas en los objetos con que juegan e interactúan con el mundo. 

Uno de los cuadros de la obra fue montado animando muñecas Barbie y Ken en lugar de títeres por ser la Barbie un recurso que todo el mundo identifica y un símbolo muy claro tanto para hombres como para mujeres. Las muñecas marcan un estereotipo, nos pareció bastante feroz que la imposición de estándares femeninos sea desde tan pequeñas y por todos lados, antes de esta película no se nos ocurriría como un juguete para empoderar a niñas. Giro interesantísimo en la dinámica cultural y simbólica.

La última aparición de la Líder Coaching fue en Buenos Aires, Argentina en 2019 quién sabe si algún día la veamos nuevamente…

*El tema de los espacios para ensayar es algo sobre lo que he andado pensando últimamente y me gustaría abordar en un próximo momento.Ver Barbie me hizo preguntarme cómo sería nuestra producción artística si en este país fuera más sencillo concretar las ideas… 

**Por la zona norte de Centroamérica